El gobernante con
menos poder de decisión de Latinoamérica,
por estos días, se encuentra atravesando momentos inolvidables junto a su afortunada consorte y futura protagonista de una sinuosa candidatura
a la presidencia de la república. Ambos,
están ahora en el extremo más austral del mundo
disfrutando de un paso placentero por la Antártida. Este tour les resultara el
mejor de sus vidas ya que por ser
invitados de honor, este aparente viaje de luna de miel les saldrá
baratísimo porque será costeado
enteramente por el estado peruano.
La embarcación que
los traslada desde Ushuaia no tendrá el
lujo del Queen Mary ni las dimensiones del Titánic porque este debe ser algún funcional y antiguo
barco de la armada peruana. Quizás en
estos momentos, estarán en cubierta de ese bajel. Acaso tomados de la mano se mirarán y algunos
pingüinos los observaran junto con una que otra Orca que después de partir en
dos a un descuidado lobo marino les guiñará el ojo, y ambos después de ver esas
mágicas escenas, entre carcajadas
gozaran de esos inolvidables instantes y con ese
frenético jolgorio se mofarán de cómo engatusaron a esa enorme cantidad de píos
corderos, prometiéndoles la gran transformación para luego, y después de probar varias hojas de ruta, preferir el menos complicado y el más
indolente, dejarlo todo en piloto automático, que quiere decir, continuar con la no
negociación y elegir el entreguismo.
Burla que también comete
su primer ministro al sobrevolar Arequipa
por unos minutos y después de observar la magnitud de la catástrofe y enterarse del número de víctimas y los 47,000 damnificados,
llega a la conclusión de que no es suficiente como para declarar a la ciudad en
emergencia.
Qué tal olla de grillos, como la noticia que está acaparando la atención de uno de los pueblos con peor
educación en el mundo, pero eso sí, el
más religioso de todo el orbe.
Se veía venir, a
pesar de que todos los medios de comunicación lo querían cubrir con ese conocido manto de hipocresías, hoy la poderosa iglesia católica está en una evidente
crisis de sucesión. Visto con desconfianza desde Londres hasta Bruselas, solo en nuestro país que es una encubierta dictadura fundamentalista
católica, esta trasnacional medieval actúa
impunemente, libre en todo su accionar opresor, tiránico y corrupto.
Como cualquier
estado en el mundo, el Vaticano se ve afectado por la dimisión intempestiva del
que en su juventud formó parte de las juventudes hitlerianas. Detrás de la renuncia
de Benedicto XVI se esconde el enfrentamiento de enormes intereses dentro de esa
iglesia. Esas impacientes fuerzas no dejaron que el renunciante Sumo Pontífice finalice
su regencia con su último aliento como si lo hizo Juan Pablo II y tantos otros pontífices.
A muchos inquietaba la presencia de
Benedicto XVI y aquellos, seguro
apresuraron su renuncia, porque, si no hubiera sido así, quizás la providencia
lo hubiera removido de ese importante y deseado cargo de una forma tan extraña como le ocurrió
a Juan Pablo I.
Que mejores voceros
de la malignidad y la ignominia con la siempre actúa la iglesia católica en el
Perú, que ver a un Fernán Altube intentando tapar con un dedo lo que evidentemente
es una grave crisis dentro del corazón
de esa iglesia y este espanto aumenta cuando se sabe que un posible sucesor de Benedicto
seria Juan Luis Cipriani ese personaje que para muchos estudiantes de la PUCP
es visto como el mejor representante de
lo siniestro, la intriga y la ambición.